El equilibrio entre la autoridad y la responsabilidad es un principio de gestión que establece que los gerentes deben tener el poder suficiente para tomar decisiones y dirigir a sus subordinados, pero también deben asumir la responsabilidad de los resultados y rendir cuentas ante sus superiores. Este equilibrio es importante para evitar el abuso o el mal uso de la autoridad, así como la frustración o la ineficacia de los gerentes que no tienen la autoridad necesaria para cumplir con sus obligaciones.
Algunas formas de lograr el equilibrio entre la autoridad y la responsabilidad son:
- Delegar la autoridad adecuada a cada nivel de la organización, de acuerdo con las funciones y objetivos asignados.
- Establecer mecanismos de control y evaluación que permitan verificar el cumplimiento de las metas y corregir los desvíos o errores.
- Fomentar la comunicación y la coordinación entre los diferentes niveles y departamentos de la organización, para evitar conflictos o duplicidades.
- Reconocer y recompensar el buen desempeño de los gerentes y sus equipos, y aplicar medidas correctivas o sanciones en caso de incumplimiento o negligencia.
La frase que señala Reyes, A. se refiere a la relación entre la autoridad y la responsabilidad en la organización. La autoridad es el derecho o el poder de tomar decisiones y dar órdenes, mientras que la responsabilidad es la obligación de cumplir con las tareas asignadas. La autoridad se ejerce de arriba hacia abajo, es decir, desde los niveles superiores a los inferiores, siguiendo una línea jerárquica. La responsabilidad va en la misma línea, pero de abajo hacia arriba, es decir, desde los niveles inferiores a los superiores, siguiendo una línea de rendición de cuentas. Así, quien tiene más autoridad tiene más responsabilidad, y quien tiene menos autoridad tiene menos responsabilidad. Esta es una forma de asegurar la eficiencia y la coordinación en la organización.