Este principio establece que:
- La autoridad fluye de arriba hacia abajo: Los líderes tienen la responsabilidad de delegar tareas y tomar decisiones, la autoridad se delega a través de la jerarquía organizacional y los subordinados deben obedecer las órdenes de sus superiores.
- La responsabilidad fluye de abajo hacia arriba: Los subordinados son responsables de cumplir con las tareas asignadas, estos deben responder por sus acciones y decisiones ante sus superiores, y los líderes deben rendir cuentas ante sus superiores y ante las partes interesadas de la organización.
Este equilibrio entre autoridad y responsabilidad es fundamental para el buen funcionamiento de una organización. Alinea los intereses de los líderes y los subordinados y promueve la eficiencia y la eficacia.
Por ejemplo: Un CEO es responsable ante la junta directiva del desempeño de la empresa. La junta directiva tiene la autoridad para destituir al CEO si no cumple con las expectativas.