Entre los principios de la organización está el principio de equilibrio Autoridad - Responsabilidad, que indica la interrelación que existe entre el cargo que se ocupa y la responsabilidad inherente al mismo.
En la organización, es clave una estructuración jerárquica que se diseña en función de los objetivos de la empresa, a fin de lograr el cumplimiento de los mismos, con la máxima eficiencia y el mayor ahorro en recursos humanos, materiales y económicos.
Cada nivel jerárquico implica un grado de autoridad, que le da cohesión a la estructura organizativa; ésta autoridad permite exigir el cumplimiento de las labores asignadas a los subordinados y al mismo tiempo, delimita la responsabilidad correspondiente al cargo.
La autoridad se ejerce con responsabilidad, ésta asciende a medida que se asciende en el nivel jerárquico. La autoridad y la responsabilidad se corresponden; ésta puede ser delegada, pero la responsabilidad, no, ésta debe ser compartida. La responsabilidad que se asume debe ser directamente proporcional a la autoridad que se delega.
La autoridad es el poder para designar una labor y la responsabilidad es la obligación para ejecutarla y asumir las consecuencias. El equilibrio entre ambas, radica en asumir la autoridad requerida según el nivel jerárquico ocupado, o según la autoridad delegada para alguna acción, para responsabilizarse de sus acciones y consecuencias de las decisiones tomadas.